
sábado, 27 de junio de 2009
A medio camino de nada

domingo, 14 de junio de 2009
Capital de manifestaciones
Lo recuerda Marjane Satrapi en Persépolis, su polémico libro sobre la caída del Sha y la llegada de los islamistas al poder en Irán. Teherán es una ciudad acostumbrada a las manifestaciones. Las hubo contra el emperador, un hombre vendido a los Estados Unidos bajo la coartada de modernizar un país atrasado y lleno de riquezas. Las hubo, pagadas con el dinero de todos, para conmemorar los 2.500 años de la dinastía reinante, echando la mirada hacia los tiempos de Ciro El Grande. Las hubo a favor y en contra del uso del pañuelo entre las mujeres, cuando ya el viernes negro, teñido de muertos, había llevado al Sha al exilio. Y las hubo entonces, incluso, contra el integrismo: ésas ya fueron disueltas con la misma dureza con la que los islamistas destruyeron a los partidos de izquierdas. Hoy en Teherán hay de nuevo protestas y manifestaciones porque el candidato Musavi ha perdido ante Ahmadinejad unas elecciones presidenciales que considera ganadas. Los enfrentamientos en las calles de la capital, encendidos por la detención de un centenar de líderes reformistas, incluido Mohammad Reza Khatami, hermano del ex presidente Katami, han disparado la imaginación de occidente y sus medios de comunicación. Irán en armas. Irán por la democracia. Irán, contra el fraude electoral. Sólo hay un problema. Ni Musavi es un pacífico reformista ni Teherán es todo Irán. Fuera de las grandes ciudades, entre campesinos iletrados sometidos a años de doctrina integrista, Ahmadinejad tiene su granero electoral. No hay allí manifestantes. No están en esos pobres campos los reporteros ni llegan los periódicos liberales que tan alegremente sirven de fuentes a los periodistas extranjeros, ávidos de gente que hable inglés, alguno quizás sorprendido porque ahí nadie hable árabe. Faltan, también, las mujeres maquilladas a la occidental, ésas que aparecen en las portadas extranjeras como imagen del cambio. Irán, según la wiki, es muchos iranes. Más de 70 millones de habitantes, tres veces España en superficie. Por ahora, mientras la capital grita, el país calla.
sábado, 13 de junio de 2009
El Gran Irán, dos iranes

jueves, 11 de junio de 2009
La Unión Soviética sigue viva

Las últimas tropas soviéticas contra civiles lituanos
miércoles, 10 de junio de 2009
El viejo mundo aún respira

martes, 9 de junio de 2009
El precio de una vida

El 10 de noviembre de 1995, cuando Ken Saro Wira fue ahorcado, la compañía Shell seguía sacando petróleo del suelo de Nigeria. La ejecución, decidida por un tribunal militar, provocó la expulsión del país de la Commonwealth, silenció a la voz más crítica con el gobierno, y permitió que las compañías extranjeras siguieran operando sin preocuparse por el medio ambiente ni las agresiones sufridas por la tribu Ogoni, a la que pertenecía Wira. El activista, que ya había pasado por la cárcel previamente, había denunciado que Shell proporcionaba armas a las autoridades nigerianas, y que les había pedido que dispararan contra los activistas pro derechos humanos, que llegaron a alcanzar los 300.000 en varias manifestaciones. El hijo de Wira y los de otros cuatro ajusticiados saben desde el lunes cuánto vale una vida: consiguieron una indemnización de 15.5 millones de dólares, pero no que la compañía admitiera ninguna influencia en el asunto. Más pronto que tarde, se hará una película sobre el tema. Ya se puede encontrar algo parecido en El Jardinero Fiel, que no es más que un relato de algo evidente: en África, todo tiene un precio. La vida, la muerte y el suelo. Sólo hace falta el dinero.
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