jueves, 1 de enero de 2009

100 millones de dudas sobre la San Silvestre vallecana

El 1 de enero es día de pausa para todos, pero más para algunos: 30.000 personas corrieron ayer la San Silvestre de Madrid. Otras tantas lo hicieron en otros puntos de España, y es de esperar que a algún atleta le diera tiempo de vencer dos pruebas en el mismo día, como ocurrió en 2007. Tras las zapatillas, sin embargo, la billetera. Valga el ejemplo de Madrid: 20 euros de inscripción para la mayoría de corredores, multiplicados por 27.500 participantes en la carrera popular, equivalen a la friolera de 550.000 euros. Casi 100 millones de pesetas. Mucho dinero por una camiseta, por un chip con el que medir la marca, y por la organización de la carrera, fagocitada por Nike, impulsada por el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, y arropada por una decena (¡una decena!) de patrocinadores. De esa mezcla de voluntades sale el dinero con que pagar las bandas que amenizan el recorrido; el avituallamiento final, que es una orgía de Powerades; y el circo de carteles, tiendas y propaganda que persigue al corredor desde meses antes a la recogida del dorsal. Todo, al parecer, imprescindible para correr los 10.000 metros más famosos del mundo.
 
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