lunes, 27 de julio de 2009

Soldados gays

El soldado de la fotografía, tomada por Susannah Ireland para el The Independent, es gay y lo reconoce abiertamente. No hubiera sido así hace diez años. James Warthon, que es el chico en cuestión, aparece en la portada de la revista Soldier Magazine, la publicación mensual del ejército británico, y cierra así una década de lenta integración de los homosexuales en la institución, que luchó con uñas y dientes, recurso incluido ante el Tribunal Europeo de los derechos humanos, para que no fueran reconocidos como manos útiles para los cuarteles. Hasta 2000, ser gay, lesbiana o transexual en el ejército de la Reina suponía el despido con deshonor. Hoy las parejas homosexuales comparten residencia con las heterosexuales en los pabellones reservados a las familias. En secreto, cuenta el The Independent, el modelo está siendo estudiado por los Estados Unidos, que tiene razones para el sonrojo en la materia. Ahí impera el “don’t ask, don’t tell”; el “no preguntes, no cuentes”. La ceguera y la sordera como solución al problema. Un escalón más en la hipocresía de Washington: los homosexuales sólo tienen sitio en el ejército estadounidense si están callados. El ejército español, mientras tanto, ya ha visto de todo: el primer militar que salió del armario, en 2000; la primera boda homosexual, en 2006; y el fin de las barreras para el ingreso de transexuales, este mismo año.
 
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