lunes, 4 de mayo de 2009

El gran aliado de Bush


Hamid Karzai, el presidente de Afganistán, visita esta semana Estados Unidos. Karzai manda básicamente sobre Kabul, la capital, mientras el resto de su territorio sigue siendo un campo de batalla entre las tropas invasoras y los talibanes, que poco a poco van ganando terreno y ya han conseguido llevar la guerra en todo su maldito esplendor hasta Pakistán. Este año hay elecciones a la presidencia en Afganistán. Al día de hoy, Karzai, gestor criticadísimo y presidente acosado por los rumores que unen a su hermano con el tráfico de armas y drogas, es candidato único. En el origen de su aventura está el problema. Halliburton se convirtió en el demonio durante la administración Bush. No hubo otra empresa que se beneficiara más de las invasiones de Irak y Afganistán, donde consiguió contratos multimillonarios como compañía multiservicios: construye carreteras lo mismo que se ocupa de las telecomunicaciones de las tropas, explota el petróleo de la zona o envía guardaespaldas de fortuna desde Estados Unidos. Dick Cheney, vicepresidente de Bush, había sido su presidente, como denunció el demagógico Michael Moore. Otros miembros de aquella administración presidencial formaban parte de la petrolera Unocal, estratégicamente aliada con Halliburton en la zona. Curiosidades de la vida: Karzai visita a Obama con un grueso currículum bajo el brazo. Luchó contra la invasión soviética de los años 80. Tuvo contactos con la CIA. Participó del gobierno afgano hasta 1991. Y cuando los talibanes llegaron al poder…se marchó a trabajar para Unocal, según Le Monde y Moore. El presidente lo negó en su momento. También la compañía. Esta, sin embargo, con matices: no podía hablar por todas las empresas que forman parte de su consorcio.


 
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