sábado, 7 de febrero de 2009

Irán, según la CIA

Un país que patrocina el terrorismo. Un país que reprime a sus ciudadanos, permite el tráfico de heroína desde Afganistán a Europa, y sirve de punto de encuentro para el tráfico de niños, los matrimonios concertados y los abusos sexuales a menores. Un país que enriquece uranio y no permite los controles de la IAEA (siglas en inglés de la Agencia Internacional de Energía Atómica). Un país que apoya a los talibanes y a otras organizaciones terroristas, y que sirve como “fuente, punto de tránsito y destino de mujeres con el propósito de explotarlas sexualmente y someterlas a una servidumbre involuntaria”. Eso es Irán, según definición de la CIA, la agencia de espionaje estadounidense. No son las únicas unidades de medida. Irán es “un poquito más grande que Alaska”, según los espías. Una zona objeto de terremotos, plagas, sequías y tormentas de polvo y arena. Y un país situado en el corazón de la nueva guerra de recursos, porque mira a la cara del Golfo Pérsico y del estrecho de Hormuz, “vías marítimas vitales para el transporte de petróleo”. Con la Iglesia hemos topado: tanto análisis geoestratégico para que la CIA se olvide de que Irán es ése país fronterizo con Irak, el último estado invadido; para que no recuerde que era el siguiente en la lista de Bush; para que refleje monocromáticamente una realidad compleja (las mujeres tienen menos derechos, forman una elite cultural, hablan inglés, son bomberas, taxistas…); y para que convenientemente se olvide de que sufre los bloqueos financieros y comerciales impulsados por los Estados Unidos. Vale, parece que el gobierno iraní es de los malos, pero no da la impresión de que eso sea lo que realmente le importa a la CIA. ¿Petroleo anyone?
 
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