martes, 19 de enero de 2010

Los peligros de la nube

El FBI se inventó entre 2002 y 2006 miles de amenazas terroristas y emergencias para la seguridad nacional con el objeto de obtener listados de llamadas privados, violando así el Acta de Privacidad de las Comunicaciones Electrónicas, según ha revelado el The Washington Post. La polémica remite a tantas y tantas series policíacas que logran esos datos sin ningún problema (Sin Rastro, CSI…), a George Orwell y a la polémica que desató en España el Sitel (Sistema Integrado de Interceptación Telefónica). Ya no existen las conversaciones privadas. Todos los datos están al descubierto. Nada de lo nuestro sigue siendo sólo nuestro en cuanto se sube a la red, vía Facebook, Twitter, Hi5 o cualquier programa de almacenamiento de los que están transformando el concepto de ordenador, que pasa de almacenador a lanzador de datos. Es el mundo nube, con todo guardado ahí por el hiperespacio, Internet, la red en sí misma, convertida en el ordenador. “¿Cuántos usuarios se molestan en leer, no ya la letra pequeña, sino siquiera las letras más gordas de los compromisos que se aceptan cada dos por tres para usar un servicio, un programa, o una página de internet?”, pregunta Julio Miravalls en su Apunte Lego del diario El Mundo. “Resumen para los que no lo hacemos: renuncia a toda clase de derechos sobre el material que subas (si se pierde, mala suerte), y a cualquier reclamación por fallos. Y unas cuantas cláusulas, muy leoninas, sobre lo que pueden hacer con tus ficheros y con lo que aprendan sobre ti y tus costumbres. Eso incluso en servicios por los que se paga. Así que, gratis...” Se aprovechan el FBI y más gente: los publicistas, las agencias de márketing, los demógrafos...todos los que quieren saber quiénes y cómo somos sin preguntar directamente.

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