lunes, 13 de julio de 2009

Los líos de Marbella

Marbella es un pueblo peculiar: por cada Ferrari que invade sus calles hay una sospecha, una duda, la herencia de tres alcaldías infiltradas por los mangantes y los mafiosos. Hubo un tiempo en el que Jesús Gil mandó en la ciudad; años en los que Julián Muñoz fue su dueño; meses en los que Marisol Yagüe llevó las riendas. Las consecuencias son evidentes: la alcaldía acaba de pagar un canon de 600.000 euros, más 1,5 millones en gastos de organización, a cambio de que la Copa Davis sirva para "limpiar la imagen de la ciudad". Esta es la situación: Marbella, vista desde fuera, es un gran oasis de lujo, con sus yates, sus hoteles cinco estrellas y sus desarrollos urbanísticos de altas calidades en lugares prohibidos –desde la costa a las zonas inicialmente destinadas a jardines, colegios, guarderías y servicios públicos. Marbella, visto desde dentro, quizás sea un poco inquietante, con sus coches de cristales tintados, sus tiros en la nuca y sus líos liadísimos, la salsa de la costa. Aquí, un ejemplo, Felice Cultrera, defendiéndose en el diario El Mundo de sus presuntas conexiones con la mafia. No es una cosa cualquiera. En el pueblo gobierna ahora Maria Ángeles Muñoz, importada por el PP para formar un ejecutivo de manos limpias, intachable. Licenciada en medicina y casada con un empresario sueco de la construcción, a la alcaldesa de Marbella sólo se le puede poner un pero: Felice Cultrera, el marido de su hermana, suena inquietantemente parecido a Pasquale Cuntrera, el banquero de la mafia.
 
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