miércoles, 23 de diciembre de 2009

Detenidos internacionales

La Comisión de Seguridad del Parlamento lituano acaba de admitir que su servicio secreto ayudó a la CIA estadounidense a establecer dos pequeñas cárceles secretas en su territorio, con capacidad para uno y ocho prisioneros, respectivamente. Nadie ha aclarado si esas instalaciones fueron utilizadas para interrogar a sospechosos de terrorismo, pero queda claro que los vuelos ilegales de Bush, que también hicieron escala en España con su carga de presos, no fueron cosa sencilla, sino conspiración embrollada. Obama, el premio nobel de la Paz, ha recogido esa envenenada herencia y ya ha fracasado en su intento de cerrar la base de Guantánamo, donde los prisioneros viven en terrible ilegalidad: no encuentra terceros países que los acoja y será imposible clausurar el presidio antes del 22 de enero, como prometió en su discurso de investidura. Ahora, la administración del presidente busca dinero con el que comprar el Thompson Correctional Center, una cárcel de máxima seguridad que está casi vacía en Illinois, para convertirlo en el nuevo destino de tan tristes presos. Eso cuesta 150 millones de dólares, mas otros 50 para hacer las reformas necesarias en materia de seguridad. Nadie los encuentra. Y, mientras tanto, los prisioneros esperan.

Foto: The Thompson Correctional Center. AP/The New York Times
 
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