martes, 13 de enero de 2009

Cómo forrarse con la crisis

El primero que lo intentó fue un veterano de la Guerra de Vietnam. John McCain dio por cerrada su campaña presidencial en Estados Unidos, argumentando que era una locura dedicarse a eso cuando la crisis financiera azotaba el planeta. Por detrás en las encuestas, McCain intentó utilizar el tsunami económico y de destrucción de empleo (2,6 millones de puestos de trabajo PERDIDOS en EEUU en 2008), en su beneficio. Luego han venido los bancos, con sus campañas de captación de pequeños ahorradores asustados e hipotecados con el agua al cuello: low cost banking, le llaman. Las televisiones desnortadas en busca de un repunte de audiencia. Los emprendedores que aseguran el éxito en seis cafés, o la comprensión de las complejidades del problema en 200 páginas, que es lo que promete Leopoldo Abadía. Quedaban por llegar los tangas anticrisis y las páginas porno que intentan aprovechar la falta de liquidez de los usuarios para hundir a la competencia. Ya han llegado. Ellos y todos quieren forrarse con la crisis. Hasta la Iglesia y el Gobierno, con su Plan E, buscan pescar en río revuelto: la crisis ha abierto la caza del feligrés perdido y del votante poco convencido.
 
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