miércoles, 16 de diciembre de 2009

Política Tanga



Son conocidas las corruptelas que rodean a los concursos de belleza. No tanto cómo los políticos se aprovechan de ellos para reforzar su imagen. Peter Caruana, el mandamás de Gibraltar, celebra estos días que Kaiane Aldorino, Miss Universo 2009, haya nacido en el Peñón: “¡Pone a Gibraltar en el mapa!”, dijo. No es el único que caza ventajas políticas en un concurso de belleza. El Reino Unido, por ejemplo, presentó al certamen a una soldado condecorada por salvar a varios compañeros en Irak, la combat barbie, que le llaman (fotos). Se consiguió así dulcificar la imagen de la guerra, disfrazada de misión de paz por la propia modelo durante una de sus intervenciones en la gala. Mucho antes, Margarita Morán, Miss Filipinas 1973, dijo que Richard Nixon era “el hombre más grande de la tierra”. Inmediatamente recibió una nota de agradecimiento: el presidente estadounidense estaba en medio del caso Watergate y se sintió aliviado porque alguien hablara bien de él ante las cámaras. Imelda Marcos, presidenta filipina, puso tanto empeño en aprovechar el concurso para promocionar su país que casi destruyó su vida: ordenó construir un escenario con 10.000 asientos en tres meses; arrasó con todas las viviendas de las cercanías; y cuando empezaron a morir obreros, tal era la premura del proyecto, tanto tardaba en fraguar el cemento, insinuó que lo mejor era seguir con los trabajos y construir sobre sus cuerpos. Distinto fue el caso de la austriaca Eva von Rueber-Staier: se condenó para el concurso al alabar a Mao como la figura histórica más importante de la historia, fue defendida por los comunistas, y acabó trabajando para un general. Aquel señor era el General Gogol, ése al que perseguía 007 en Octopussy, The Spy Who Loved Me y For Your Eyes Only. A ella, su asistente, le salió bien la jugada. A Irene Sáez Conde, de Venezuela, no tanto: conquistó el título y aprovechó la publicidad consecuente para convertirse en alcaldesa de Chacao y para competir por la presidencia de su país, que perdió a manos de Hugo Chávez, en 1998. Hoy, casualidad o precaución, vive bien lejos: en Estados Unidos.

 
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