martes, 1 de diciembre de 2009

¡Es el petróleo de Escocia!

El 13 de diciembre, 130 municipios catalanes preguntarán a sus ciudadanos si quieren ser españoles. No es España, sin embargo, el único país con la identidad sometida a debate y los argumentos gastados por el tiempo. Los programas británicos de mayor audiencia discuten estos días, como lo llevan haciendo décadas, sobre la viabilidad económica de una Escocia independiente del Reino Unido. Hay radioyentes que se quejan de lo poco variado de las opiniones que se vierten en las llamadas, utilizando el argumento de la demografía: la suma de la población de Escocia (5 millones), Irlanda (6 millones) y Gales (3) palidece cuando se considera que casi 8 millones de personas viven en Londres. Todos los que llaman, se quejan, son ingleses. Escocia lidera hoy el mercado de las energías renovables, donde Iberdrola acaba de inaugurar el parque eólico más grande de Europa. Por comparación a esa noticia hay una señal significativa de que el debate sobre el nacionalismo escocés se ha enquistado. Los independentistas argumentan la viabilidad de una Escocia separada con el petróleo descubierto en sus mares del norte, la única fuente de ingresos con la que hacer frente al frío de la desunión de la Gran Bretaña. No es nada nuevo: ése fue el eslogan de los nacionalistas en las elecciones de 1974, el grito que les llevó a obtener un 30% de los votos: ¡It’s Scotland’s oil!
 
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