sábado, 13 de junio de 2009

El Gran Irán, dos iranes

“Soy el vencedor absoluto de estas elecciones, por un amplio margen. Es nuestro deber defender los votos de la gente. No hay vuelta a atrás”. Son las palabras de Hussein Musavi, candidato a la presidencia de Irán, nada más conocerse su derrota. No la acepta, tras una tensa campaña que deja como vencedor al presidente saliente, Ahmadinejad, y que pone al país en el alambre. De las acusaciones de fraude a la revuelta hay un paso. La policía ya está “de maniobras” en Teherán, por si las moscas. Cientos de milicianos del grupo Basij han tomado posiciones alrededor del Ministerio de Interior y la sede electoral del partido de Musavi, conservador moderado. El ejército y los guardianes de la revolución están preparados. Musavi y sus partidarios hablan de fraude: faltaron papeletas, se extendió la votación cuatro horas más allá del límite preestablecido (18.00h), se suspendieron los servicios de mensajería entre móviles y se cerraron páginas web reformistas. Irán parece tener un nuevo presidente, con su programa del Gran Irán, confrontación internacional, demagogia económica a favor de los pobres y conservadurismo social, pero está más dividido que nunca.
 
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