jueves, 17 de diciembre de 2009

Doble rasero

Cuando Israel decidió construir un muro fronterizo de 700 kilómetros de largo, según Amnistía Internacional (AI), rugieron las voces que criticaban que así se protegiera de Cisjordania, sus terroristas y bombardeos. La construcción “mina [la posibilidad de los palestinos] de habitar docenas de pueblos y comunidades, lo que supone un grave deterioro de sus derechos humanos. El 80% del muro está construido dentro del territorio ocupado de Cisjordania, aislando entre sí a comunidades y familias. Separa a los campesinos de sus tierras y a los palestinos de sus lugares de trabajo, centros educativos y de salud y otros servicios esenciales”, según AI. Esa dramática situación quedó reflejada en la enternecedora Los Limoneros, una película que resume en un huerto la situación de todo un país. Nada se escucha ahora, sin embargo, del muro que ha decidido construir Egipto a espaldas de los asentamientos de sus "hermanos" palestinos. La valla, impulsada por la influencia de los Estados Unidos, será de acero, medirá entre 9 y 10 kilómetros y se hundirá entre 20 y 30 metros en el suelo: busca cortar el paso de todos los pasillos subterráneos que utiliza Hamás en la frontera de Egipto con Gaza para introducir armas de contrabando y demás material de guerra. Nadie dice nada, y es curioso, porque las dos construcciones frenan básicamente lo mismo: a los terroristas, pero también a los alimentos, medicinas y demás artículos de primera necesidad de los que tanto depende la ahogada población palestina.


 
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