martes, 26 de mayo de 2009

El malentendido de Corea del Norte

Corea del Norte realizó una prueba nuclear el lunes. La explosión mide por primera vez la dureza de la administración de Barak Obama, vuelve a subrayar la hipocresía de Occidente, que quiere un club exclusivo de países nucleares, en el que tiene cabida Israel, pero no Irán o Corea, y soslaya la base del problema. Estados Unidos y Corea del Norte llevan más de 50 años en guerra. No es una concesión literaria. El conflicto de las dos Coreas, que por extensión enfrentaba a Rusia y Estados Unidos, terminó oficialmente en 1953. Estados Unidos, sin embargo, nunca ha querido firmar oficialmente la paz, lo que ha aumentado la paranoia del régimen de Pyongyan. No sólo eso. Washington, como recuerda Clyde Prestowitz en Rogue Nation - American Unilateralism and The Failure of Good Intentions, ha incumplido sistemáticamente todas sus promesas. La última vez, por ejemplo, Clinton acordó suministrar gasolina y comida a cambio del cierre de las plantas industriales que refinaban uranio en Corea. El país asiático, sin embargo, vio engordada su paranoia, la desconfianza hacia lo exterior que la marca desde siempre y el convencimiento de la necesidad de preparar defensas: siguió el hambre y continuó la oscuridad porque nunca llegaron ni los alimentos ni el petróleo. Hoy, la brutal dictadura comunista está más sola que nunca: Rusia y China, sus aliados históricos, además de proveedores de armamento y científicos, también han condenado su experimento.
 
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