domingo, 15 de febrero de 2009

Una República en crisis

Ella lee la República, se defiende al final del vídeo contra quien dice que es una fulana, y argumenta su apertura de miras ante un público en el que se mezclan un chino, un ghanés, un malí, un marroquí, un senegalés y un profesor, franceses todos. Es La Clase, Entre les Murs, Palma de Oro del Festival de Cannes y un reflejo “con tacto y delicadeza […] de las dificultades del colegio en la Francia de hoy”, según Nicolas Sarkozy, presidente de Francia. Si es así, que se lo hagan mirar. Los políticos y los sociólogos se llenan la boca hablando del crisol de culturas, el sacrosanto melting pot, pero frente al impulso cultural y económico que le acompaña, Entre Les Murs refleja un diálogo de sordos, un baile de cojos y un mirarse detenidamente de ciegos: habla de una sociedad desconectada, que no ha digerido bien a los pieds noirs de los sesenta y aún menos a la siguiente oleada de inmigrantes, la de los coches incendiados y las protestas, pero sobre todo, habla de la Francia dentro de Francia, con su idioma, su cultura, su religión y sus aspiraciones totalmente distintas. Es la Francia que vive de espaldas al resto y se considera legitimada para hacerlo por el paro, la arrogancia policial, la desconfianza de los padres hacia los profesores, y los fallos de un sistema educativo superado por los problemas estadísticos (número de estudiantes), filosóficos (el laicismo de la República frente al incremento de la presencia de la religión en las aulas a través de los estudiantes) y, como en toda Europa, financieros. Hace unos años, la escuela pública francesa discutía los símbolos religiosos. Hoy, La Clase lo derrumba todo: fallan los alumnos. Fallan los profesores. Fallan todos, y nadie hace nada.
 
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