
martes, 29 de diciembre de 2009
Alien, el peligro japonés

lunes, 28 de diciembre de 2009
Gays y lesbianas en el ejército
Ya es oficial: Estados Unidos está dando los pasos necesarios para que gays y lesbianas puedan servir en sus ejércitos “sin miedo ni vergüenza”, como reclama The Washington Post en un editorial. Es uno de los cambios silenciosos impulsados por la administración Obama, que aboga por acabar con la política de “no preguntes, no cuentes” que obliga a la invisibilidad de los homosexuales en el ejército estadounidense desde 1994, cuando se decidió que no saber era mejor que tener que expulsar a los soldados por su condición sexual. Hasta 96 congresistas han firmado una carta en la que piden al Pentágono la estadística de cuántos efectivos han sido desaprovechados por el ejército debido a sus preferencias sexuales, unos 13.500, según el Post. Y, mientras tanto, el congresista Patrick J. Murphy ya ha conseguido 186 de los 218 votos que necesita para cambiar las cosas. Por una vez, sin embargo, el ejército español se ha adelantado.
domingo, 27 de diciembre de 2009
El síndrome más televisivo
Es ceguera emocional. Incapacidad para reconocer lo que significa una sonrisa o para comprender un chiste. Una mezcla de frialdad y discapacidad para socializar que ha resultado en el síndrome médico más televisivo. Lo sufre el doctor House, según su amigo Wilson. Lo encarna la Doctora Dixon en Anatomía de Grey. Y lo tiene Moss, protagonista de otra serie de éxito mundial, The IT Crowd. No son casos únicos en la televisión: el síndrome de Asperger, para unos enfermedad, para otros una manifestación extrema de una forma de ser, también vive en un abogado de Boston Legal, en la gélida forense de Bones y en un físico incapacitado para comprender la ironía en The Big Bang Theory. ¿Por qué tantos personajes con el mismo patrón de comportamiento? Porque son un regalo para los actores, suman situaciones inusuales al guión y cuentan con el aval de Steven Spielberg, Woody Allen o Dan Aykroyd, creadores de opinión, hombres poderosos en la industria del celuloide y ejemplos vivientes del síndrome. Tras años de silencio, el cine estadounidense de los años 90 luchó contra la discriminación de los homosexuales y la estigmatización del sida (Filadelfia). Antes, subrayó la inmoralidad de los ejecutivos (La hoguera de las vanidades) y oficializó la lucha por la igualdad de los negros (Spike Lee). Todos esos títulos actuaron como altavoz para la denuncia, igual que un despertador con el que remover conciencias frente a un problema. Ahora alguien ha decidido que es el turno del Asperger, una forma de autismo que ya ha dado el salto de la televisión al cine: Adam y If you could say it in words, dos películas estrenadas en 2009, centran sus guiones en las relaciones sentimentales de dos hombres con el síndrome.

jueves, 24 de diciembre de 2009
Periodismo de guerra al desnudo: Gaziel
Gaziel habla de tumbas enterradas en los muros de estrechas trincheras, de infinitas filas de desplazados por la guerra y del miedo a lo desconocido. Bajo ese nombre se oculta Agustí Calvet, corresponsal de La Vanguardia en París y cronista desplazado al frente durante la Primera Guerra Mundial, bien cerquita de las bombas, En las Trincheras, como se llama una reciente recopilación de sus artículos. Gaziel, sin embargo, es mucho más que un corresponsal: es filosofía, sus primeros estudios. Es desnudar el periodismo. “Un deseo vago pero insano de espectador que sólo atiende a la emoción suprema, nos asalta sin quererlo”, cuenta cuando ve que un avión puede ser derribado, ávido de poder presenciar esa escena, por mucho que la sepa horrible. “Qué responder”, se pregunta a sí mismo el reportero, como subraya Plàcid Garcia-Planas en el epílogo, cuando marcha al frente y le dicen que van a lanzar unas bombas en su honor. “Era horrible pensar que, por nuestra culpa, porque se nos ha antojado venir a visitar estos parajes, iban a caer en las trincheras alemanas nada menos que una docena de granadas. ¿Quién sino nosotros sería responsable de la subsiguiente matanza? (…) ¿Es esto digno? Más, puesto que el hecho es irremediable y –a decir verdad—interesantísimo, ¿por qué no aprovechar la ocasión?” Eso y más es Gaziel: curiosidad infinita, en lo bueno y en lo malo. Puro periodismo.
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Detenidos internacionales

Foto: The Thompson Correctional Center. AP/The New York Times
jueves, 17 de diciembre de 2009
Doble rasero

miércoles, 16 de diciembre de 2009
Política Tanga


Son conocidas las corruptelas que rodean a los concursos de belleza. No tanto cómo los políticos se aprovechan de ellos para reforzar su imagen. Peter Caruana, el mandamás de Gibraltar, celebra estos días que Kaiane Aldorino, Miss Universo 2009, haya nacido en el Peñón: “¡Pone a Gibraltar en el mapa!”, dijo. No es el único que caza ventajas políticas en un concurso de belleza. El Reino Unido, por ejemplo, presentó al certamen a una soldado condecorada por salvar a varios compañeros en Irak, la combat barbie, que le llaman (fotos). Se consiguió así dulcificar la imagen de la guerra, disfrazada de misión de paz por la propia modelo durante una de sus intervenciones en la gala. Mucho antes, Margarita Morán, Miss Filipinas 1973, dijo que Richard Nixon era “el hombre más grande de la tierra”. Inmediatamente recibió una nota de agradecimiento: el presidente estadounidense estaba en medio del caso Watergate y se sintió aliviado porque alguien hablara bien de él ante las cámaras. Imelda Marcos, presidenta filipina, puso tanto empeño en aprovechar el concurso para promocionar su país que casi destruyó su vida: ordenó construir un escenario con 10.000 asientos en tres meses; arrasó con todas las viviendas de las cercanías; y cuando empezaron a morir obreros, tal era la premura del proyecto, tanto tardaba en fraguar el cemento, insinuó que lo mejor era seguir con los trabajos y construir sobre sus cuerpos. Distinto fue el caso de la austriaca Eva von Rueber-Staier: se condenó para el concurso al alabar a Mao como la figura histórica más importante de la historia, fue defendida por los comunistas, y acabó trabajando para un general. Aquel señor era el General Gogol, ése al que perseguía 007 en Octopussy, The Spy Who Loved Me y For Your Eyes Only. A ella, su asistente, le salió bien la jugada. A Irene Sáez Conde, de Venezuela, no tanto: conquistó el título y aprovechó la publicidad consecuente para convertirse en alcaldesa de Chacao y para competir por la presidencia de su país, que perdió a manos de Hugo Chávez, en 1998. Hoy, casualidad o precaución, vive bien lejos: en Estados Unidos.
martes, 1 de diciembre de 2009
¡Es el petróleo de Escocia!

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