domingo, 10 de noviembre de 2013

El silencio de los muertos



Todos los tertulianos llevan una amapola prendida en un ojal mientras analizan la prensa del día en Sky. Andando por las calles, la flor vuelve a aparecer en la parada de los autobuses, donde aletea roja en el pecho de ancianos de ojos tristes inmortalizados en posters de anuncio. Conductores, guardias de seguridad, camareras, todos llevan la señal, queda claro que su ausencia es motivo de crítica, que está socialmente mal visto. Y entonces, a las 11 horas del 11º día del 11º mes, el país se para y se queda en silencio. El silencio de los muertos. Dos minutos en su recuerdo.  

El rojo de la amapola es el rojo de la sangre, y sobre la sangre de los campos de batalla de Flandes crecieron miles de amapolas durante la Primera Guerra Mundial, regadas por los muertos de las batallas de Ypres, cuatro carnicerías dramáticas. Desde entonces, la flor es símbolo del recuerdo para los caídos, su día es el 11, su hora las 11.00 y su mes el 11 (noviembre), porque en ese día y a esa hora y en ese mes se firmó el armisticio que puso fin a la guerra. 

Hay algo sorprendente en que un siglo después el país entero se siga parando durante dos minutos para recordar a los caídos, en que todos, ancianos, jóvenes y niños, lleven la amapola puesta; en que a cada esquina se pidan donativos para los veteranos, se venda la amapola para recaudar fondos con fines caritativos. Todo eso probablemente hable del sufrimiento de un país que no olvida, pero también de un país que quiere tener memoria:  memoria para saber que Jorge V no quiso olvidar a los caídos cuando oficializó la fecha; memoria para conocer el poema “Campos de Flandes”; memoria para saber que olvidar es el primer paso para repetir el desatino.

ACTUALIZACIÓN | En la correspondencia, este apunte de un amigo: "El rojo de las amapolas es, en efecto, por lo de los rojos campos de Flandes. Del mismo modo que desde las flores que lanzaban los kamikazes crecieron campos de cerezos en la Isla Kikaijima, en JPN"

Son las Flores Tokko o Tokkobana, flores de muerte (Tokko quiere decir "ataque especial"), que hoy siguen creciendo, por ejemplo, en la base aerea de Kanoya, donde un mar de flores amarillas lanzadas por los kamikazes desde el cielo rodea las pistas de despegue. 

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